Cimitero Italiano
en el Panteón de Dolores de Ciudad de México
Una historia iniciada en 1898 y que perdura.
En la última década del 1800 en la Ciudad de México fue muy activa la Sociedad General Italiana Humberto I.
Esta obtuvo la concesión por parte del Gobierno del Distrito Federal de un Lote de terreno en el Panteón de Dolores de la Ciudad de México.
Una superficie de 2,400 metros cuadrados, bien delimitada, localizada en una muy buena ubicación. A poca distancia de la Rotonda de las Personas Ilustres en un ensanche con una amplia fuente al final de la avenida principal.
Desde los primeros años los vínculos de pertenencia a la colonia fueron el impulso a las inhumaciones en el nuevo sitio. La alternativa era un lugar en la enorme vastedad del Panteón de Dolores.
Poco a poco el Lote empezó a tomar su identidad con un trazo ordenado y amigable mientras algunos aspectos estaban cambiando.
Las inscripciones en las lapidas de las primeras tumbas trajeron, además, como forma de identificación, el lugar de origen en Italia de donde los inmigrados salieron con destino a México. Pronto esta información desapareció porque los italianos eran ya integrados en la vida local. México era su lugar, su segunda patria.
Igualmente, con el pasar de los años el Cimitero Italiano se enriqueció de estatuas y lapidas con relieves de buen valor artístico y algunos históricos. Llaman la atención dos capillas funerarias de grandes dimensiones, de estilos y materiales contrastantes. Una con fachada y laterales adornadas con columnas, arcos y cúpula, la otra una construcción austera, con superficies sin decoración alguna para dar realce a la preciosidad del mármol blanco de Carrara.
Estos monumentos fueron el reflejo del éxito económico de algunas familias. Al mismo tiempo la Asociación siempre confirmó la solidaridad de la comunidad italiana ofreciendo gratuitamente un lugar de descanso, a los connacionales faltos de recurso.
La Asociación Italiana de Asistencia IAP, responsable del Cimitero Italiano, cumple su mandato con la aportación económica de los concesionarios mediante una cuota anual y los donativos de los Benefactores.
El custodio-jardinero recibe a los visitantes de martes a domingo con horario de 9.00 a 15.00, en un lugar que representa nuestras tradiciones.